El 21 de junio se celebra el Día Internacional del Yoga. Desde 2014 y después de que India propusiera la creación de este día en reconocimiento a los beneficios del Yoga que aporta a todos los niveles del Ser. Este año se celebra bajo el lema “Un mundo, una salud”.
Comencé a practicar yoga en el año 2009, en pleno proceso de duelo por la muerte de mi padre en diciembre 2008, de separación y con un diagnóstico de una enfermedad crónica llamada Espondilitis Anquilosante. Con este panorama y siguiendo los consejos del reumatólogo, encontré el programa de actividades del ayuntamiento en mi buzón. Y la actividad que reunía todos los requisitos que buscaba, horario, cercanía y además era lo más beneficioso para mi salud era el Yoga.
Así que me inscribí y empecé con mi profesora Mercedes Gento, quien me enganchó desde el primer instante y más tarde me animó a hacer la formación para convertirme en profesora de yoga. Siempre estaré profundamente agradecida por todo lo bueno que trajo a mi vida. Cuando empecé a ir a clase, lo primero que noté fue lo físico, mejoría en mi movilidad, sentía que mi cuerpo pesaba menos y cuando salía de la clase, era como si hubiese crecido unos centímetros.
Más tarde me di cuenta de que sentía mucha paz cuando terminaba la clase, salía calmada, después de todo el ajetreo del día y sobre todo era como si en mi mente hubiese habido un paréntesis donde todo se ordenaba y me permitía dormir mejor. A medida que fui profundizando en la práctica fui notando como mi mundo se reflejaba en mi esterilla, cuando me ponía encima de ella para comenzar la práctica era un encuentro conmigo y tenía momentos en los que me daba cuenta de lo que mandaba y esperaba la mente y otros en lo que sencillamente mi cuerpo fluía con el movimiento sin más.
El yoga me conquistó y decidí seguir profundizando en él hasta convertirme en profesora, se ha convertido en una herramienta vital en mi vida y me ha reportado mucho bien a todos los niveles. Sin duda, el lema de este año, no podía resonar más en mí, ya que la salud de la que hoy disfruto, tiene mucho que ver con la práctica de esta disciplina.
Practicar yoga tiene muchos beneficios, te cuento los que yo he experimentado:
¿Cuáles son los beneficios del Yoga?
- Flexibilidad en el cerebro, que se ve reflejada en el cuerpo. He conseguido quitar en gran medida el mantra “yo no puedo hacer eso”. En una secuencia de yoga estás en constante movimiento y eso obliga al cerebro a adaptarse a los cambios de manera rápida, a dejar a un lado la seguridad y la repetición que tanto le gustan para dejar espacio a un “no sé lo que va a pasar”. El cerebro aprende a vivir en la incertidumbre y a conectarse con el cuerpo. Es este el que marca el ritmo, lo que te pida y hasta donde llegue y el cerebro aprende a obedecer.
- Atención al cuerpo, obteniendo calma. He descubierto la acción en vez de la reacción. Activamos el cuerpo, moviéndonos, atendiendo a la respiración, liberar tensión y descubrir el potencial de lo que el cuerpo humano es capaz de hacer. Poner límites y respetarlos, aceptar lo que ocurre tal cual es y saber que está perfecto tal y como es. He aprendido a escuchar al alma a través de las señales del cuerpo.
- Descubrir mi fuerza emocional. Observar mis emociones y descubrir de lo que soy capaz. Las sensaciones que tienes cuando sostienes una postura y te sientes como una Guerrera en esa asana. Cuando sientes tus pies en la tierra y te proyectas hacia el cielo. Descubrir las capacidades y las emociones que vienen con ellas te da mucha fuerza y desarrollas la confianza en ti y en el mundo.
- Para mí, mención especial tienen los beneficios del Yoga y la práctica meditativa, que me ha cautivado y a la que tanto debo por ayudarme a no creerme todo lo que le sucede al “personaje” de Inmaculada. En la Meditación encontramos el espacio seguro para aprender a separarnos, a adaptarnos y a darnos cuenta de cuáles son nuestros patrones mentales. Las pautas que dirigen nuestra vida y cómo mantenemos a nuestro cerebro en su zona de confort mediante la activación continua del piloto automático. Hacernos responsables de nuestra vida es darnos cuenta de lo que sucede en ella y de cómo actuamos al respecto. Sólo en el silencio se logra ver con los ojos del alma.
Como veis, descubrir los beneficios del Yoga fue un final y un nuevo comienzo. Como lo es cada momento en el que me siento a meditar o me pongo encima de la esterilla. He aprendido a fluir con el momento, con la vida, a aceptar los cambios aunque no me gusten o no los entienda cuando ocurren. La vida se vive SIENDO no estando. Si te limitas a estar, agotas tus días con la sensación de no haberte enterado de nada. Sin embargo, cuando eres, la vida se torna intensa y se convierte en un viaje consciente que tú diriges. Que cada día de tu vida sea tu mejor práctica y que la luz de tu corazón ilumine tu camino.
Namasté.
