En mi trayectoria profesional en el área de IT se usa con bastante frecuencia el
término” gestión del cambio” para hacer referencia a las instalaciones y
actualizaciones de software, así mismo en el área empresarial, se usa para
referirse a los recursos humanos y su capacidad de adaptación a los nuevos
retos. También se usa frecuentemente el término “crisis”, con el que los más
optimistas identifican la oportunidad de cambio.
Sin embargo, la reflexión que traigo es acerca de los cambios que ocurren en
nuestra vida personal y que tienen un impacto a nivel emocional ¿Como
gestionas los cambios que suceden en tu vida? ¿Cuantos de esos cambios
desembocan en crisis?
palabra genera emociones. El reto es saber identificarlas para poder
gestionarlas y colocarlas en el lugar correcto. La gestión es administrar, colocar
lo que sucede en el lugar adecuado y para ello, lo primero, es darse cuenta,
estar atentos a cómo te afecta a todos los niveles. Una vez que lo tienes
encima de la mesa, observas y después, actúas para ubicarlo correctamente.
Las emociones tienen como función la supervivencia, autoprotección y
permitirnos vivir situaciones complejas, si a esto le sumas la consciencia en
todo el proceso, el resultado es salir fortalecido del proceso, a veces,
sencillamente sales y eso también está muy bien.
Para mí, sólo existen dos emociones, el amor o el temor, tal y como describe
Naele Donal Walsh, en su libro conversaciones con Dios
«Cualquier acción emprendida por los seres humanos se basa en el amor o el
temor…. cualquier decisión libre que tomen se deriva de uno de los dos únicos
pensamientos posibles que existen: un pensamiento de amor o un
pensamiento de temor.
Cualquier pensamiento, palabra o acto humano se basa en una emoción o la
otra. No tienen más elección al respecto, puesto que no existe nada más entre
que elegir. Pero tienen libre albedrío respecto a cuál de las dos escoger”
La inteligencia emocional habla de 6 emociones básicas que son reacciones
neuronales que parten de la amígdala situada en el cerebro. Estas son:
El amor (incondicionalidad, no espera respuesta)
El temor o miedo (amenaza, ¡cuidado!)
La rabia (injusticia, impotencia)
El orgullo (éxito, pertenencia, yo)
La alegría (disfrute)
La tristeza (pérdida)
Todos los pensamientos y reacciones corporales que ocurren en nosotros
vienen derivados de la interpretación que el cerebro hace de cada una de ellas.
En las crisis o cambios profundos, como ocurre con la muerte, el proceso
emocional, pasa por diferentes fases, se mezclan muchas emociones, pero la
que prima es la tristeza. Sin embargo, vivida de forma consciente, sabiendo
que estar triste es normal ante una situación de duelo, nos invita a reflexionar
y a ir haciendo dentro de nosotros para procesar ese sentimiento de pérdida.
La pérdida siempre deja un hueco en nosotros, respetar ese espacio para ir
completándolo con paciencia, poco a poco, con la alegría de sentirse vivo, de
valorar lo que de verdad importa y de hacernos responsables de nuestra vida
es hacer una buena gestión emocional que lleva implícito un cambio, nunca
más serás la misma que antes, pero te alejará de una crisis profunda.
Vivimos en un mundo de cambios constantes que ocurren a toda velocidad,
nos hemos adaptado a vivir en nuestra rutina particular y con cierta
estabilidad, sabemos como reaccionar ante distintas situaciones, sin embargo,
no estamos preparados para recibir a la muerte, aunque paradójicamente,
todos sabemos que un día nos ha de llegar. La vida y aprender a gestionar los
cambios que en ella ocurren es la mejor academia para recibir el cambio final.
infeliz que lucha contra la muerte: no porque tengamos el placer de la desgracia del prójimo,
sino porque la vida nos consuela de los males que no padecemos”. Lucrecio.
