Hoy celebramos el día internacional de la educación. Agradezco a todxs las personas que trabajan en los centros educativos por su labor, sin embargo, hago un llamamiento para ampliar el rango de materias en las que educar, porque está muy bien saber geografía, historia y aprender idiomas, pero la vida plantea materias en las que es muy recomendable tener cierta destreza y eso sólo se consigue con la educación. Es necesario educar en gestión emocional, financiera y espiritual. Y muy importante, saber enfrentarse a las pérdidas, aceptar los finales y educar en la muerte.
Vivimos en una sociedad en la que se educa para el éxito, el fracaso avergüenza y la muerte, en algunos casos, se considera fracaso. Nada más lejos de la realidad. ¿Qué significa fracaso? ¿Que algo no salió como esperabas o como te hubiese gustado? La ley de la experiencia siempre es perfecta. La principal alegría del ser humano está precisamente en el ser. Ser es algo que se alcanza únicamente con la experiencia.
Vivir la experiencia humana es el regalo más hermoso que hemos recibido, disponer de las herramientas para hacerlo de manera plena forma parte de la educación y del desarrollo de las capacidades humanas, educar en la finitud de las cosas y saber, conscientemente que la vida tiene un inicio y un final, en el plano físico, haría que viviésemos más felices.
Los miedos que desarrollamos desde la infancia nos paralizan y el mayor de los miedos, o uno de los mayores, es el miedo a la muerte.
Liberarnos del miedo, nos hace sentirnos más libres. Conocernos, descubrir el amplio rango de nuestras posibilidades infinitas, confiar en la vida, escuchar nuestro cuerpo físico, revisar siempre nuestro interior para comprobar en qué andamos, qué es lo que nos ocupa y cuestionar todo lo que aparece en la mente, es el mejor camino de vida para prepararnos para la muerte.
Hay almas que en algún punto del recorrido de la vida se preguntan, ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Para qué quiero vivir? ¿Cuál es el propósito de esta experiencia? esta serie de preguntas surgen, normalmente, al sentirnos perdidos y no encontrar para ser feliz.
Si desde la primera inspiración que tomamos al llegar a la vida, fuésemos conscientes de que el único sentido de la vida es la muerte, donde expiramos por última vez, estoy segura de que la felicidad sería el camino por el que transcurriría toda nuestra vida.
Feliz camino, feliz vida y feliz muerte lúcida.