El insomnio es un trastorno del sueño cada vez más frecuente en nuestra sociedad. Ya sea de manera puntual o frecuente, no dormir afecta no solo al cuerpo y la mente, también a los órganos y los procesos internos del cuerpo humano.
Dormir es entregarte, dejar de controlar, parar la mente y confiar en que al cabo de unas horas volverás a renacer.
El sueño profundo repara (a todos los niveles) y a veces, es la imposibilidad de soltar, la que impide disfrutar de un sueño reparador. Son nuestras exigencias en cuanto a nuestro tiempo (familia, trabajo, compromisos), las responsables de generar tanta actividad, que a la hora de dormir es imposible conciliar el sueño.
Cada noche es un ensayo de nuestra propia muerte. Desconectamos mente y cuerpo y comienza el mundo de los sueños, otra dimensión que desconocemos pero que vivenciamos, a veces de manera muy intensa.
La imposibilidad de conciliar el sueño genera momentos de ansiedad y desesperación. Permite que la mente tome el control y entre en bucle de distintos pensamientos, en su mayoría negativos y te haga protagonista de una película a la que no sabes muy bien cómo has llegado.
Dormir es vital para el cuerpo, también es muy importante a nivel emocional y energético, ya que te permite resetear, poner el contador a cero y seguir en la partida.
Si quieres disfrutar de noches reparadoras y sueños lúcidos, es recomendable ir aminorando la velocidad de las actividades por la tarde, cenar temprano y evitar el uso de la tecnología en la habitación. Prepara tu descanso de manera consciente, elige tu rutina y conviértela en tu momento. Es una muy buena forma de dedicarte un tiempo de calidad para ti y a la vez asegurarte un buen descanso.
Si todavía no tienes tu rutina y quieres que te ayude, escríbeme por privado y te cuento como.
Un abrazo,
Inma