Cada día hay personas que tienen una experiencia cercana a la muerte ( ECM) y quieren compartirla con el resto del mundo. Es algo muy bonito porque el testimonio de aquellos que lo viven, aporta información sobre un tema tabú.
Hoy os dejo la ECM vivida por Luis Miguel Domínguez, después de sufrir un Ictus, cuenta cómo fue su viaje, y nos regala un mensaje claro, no hay que tener miedo a la muerte, respeto sí, miedo no.
Por todos es sabido que nuestra experiencia de vida tiene un fin, ese fin es la muerte.
Muchas personas sienten miedo de ese momento, tanto del suyo propio como el de algún ser querido. El respeto que impone conocer con total seguridad que un día nos llegará la muerte implica, bajo mi punto de vista, aprender a vivir la vida, la muerte es nuestra maestra de vida, y gracias a que sabemos de su certera existencia, tenemos la oportunidad de vivir de una manera más consciente.
Tenemos en nuestra mente que la vida, sea corta o larga, hay que vivirla a tope ya que en algún momento llega la muerte y termina todo, es como si lo que de verdad importa es el paso por este plano y lo de después a nadie interesa.
Y si cambiamos la percepción, lo que sea que haya después de la vida, es mucho más duradero que el periodo que vivimos en la tierra, y si la vida, fuese la preparación para lo que viene después, y ¿si TODO no termina aquí?
Da igual las creencias religiosas que tengas, esto es un tema de espiritualidad, que no tiene porqué ir ligado a la religión. Tenemos un cuerpo espiritual y ese no muere, ese permanece y de algún modo, siempre acompañan a los seres queridos que dejan en la tierra, solo hay que estar atentos a determinadas señales.
El lugar donde vamos es un lugar de paz, calma y sosiego, un lugar de luz, donde nos liberamos de todo lo físico y somos nuestra esencia en estado puro.
Por eso, disfruta de la vida, a tu manera, de tus seres queridos, de todo lo que te rodea, sé lo que quieras ser y haz lo que sientas que tienes que hacer, pero recuerda que todo eso no te desconecte de quien eres de verdad, porque un día, todos y todo lo que te rodea no existirá y volverás a estar solo, exactamente igual que el día que naciste y volverá a empezar un nuevo ciclo.
Morir forma parte del proceso de vivir, para ser feliz hay que mirar sin miedo a ambos lados.
