Se acerca fin de año y comenzamos los preparativos característicos de este momento, es algo que lo tenemos muy bien aprendido y repetimos un año tras otro, con bastante alegría ya que implica vacaciones, encuentros, regalos y, a nivel emocional, albergamos la esperanza de que el siguiente año sea mejor, hacemos balance de lo que ha sucedido y pedimos nuestros mejores deseos para el año que vamos a estrenar.
Y así pasamos la vida, despidiendo un año y recibiendo otro…
Sin embargo ¿qué sucede cuando se acerca el fin de vida de un ser querido? Cuando recibimos la noticia de que le queda poco tiempo de vida, tanto si es algo esperado como si no, lo más probable es que entremos en shock, necesitando cierto tiempo para digerir la noticia. Es en ese momento donde comienza el duelo y hay que comenzar a gestionar los miedos, las emociones y muchos otros temas más terrenales también. Pero de eso ya hablaremos en otro post.
Afrontamos ciertos finales con normalidad, los celebramos, compartimos con buenos deseos, esperanzados y alegres, y no por ello dejamos de anhelar que el futuro sea mejor.
Está claro que la despedida de un ser querido es muy dolorosa y es necesario hacer el duelo, tomar el tiempo necesario para aceptar la ausencia y reconocernos a nosotros mismos sin esa parte nuestra que también muere con la persona que nos deja.
Es cuestión de aprender y aceptar que todo tiene un fin, porque todo lo que nace, muere. Igual que tenemos la certeza de que un año termina y comienza otro, las personas morimos y nos transformamos, comenzamos otro ciclo, digamos que estrenamos año.
Y durante ese periodo que transcurre desde que recibimos la noticia hasta que el final llega, aprendamos a hacer los preparativos de la despedida, con amor, hablando de lo que sucede, eludir hablar de la muerte no disminuye las emociones cuando llegue el momento, haciendo y diciendo, si por supuesto las condiciones lo permiten, todo lo que tenga que ser dicho y hecho.
Relacionarnos de manera más natural con la muerte es vivir de manera más lúcida. Aprender a morir es aprender a vivir. Mirar a la muerte de frente, es mirar de frente a la vida.
Tomemos conciencia de que son los últimos días de nuestro ser querido con nosotros, pregúntate a ti, ¿Cómo te gustaría morir? todos deseamos una muerte digna, en paz y sin sufrimiento. Todos queremos disfrutar de una nochevieja especial. Depende del AMOR con la que la familia la prepare.
“La muerte no la conocéis, y sois vosotros mismos vuestra muerte: tiene la cara de vosotros, y todos sois muertos de vosotros mismos. La calavera es el muerto, y la cara es la muerte; y lo que llamáis morir es acabar de morir; y lo que llamáis nacer es empezar a morir y lo que llamáis vivir es morir viviendo, y los huesos es lo que de vosotros deja la muerte y lo que le sobra a la sepultura. Si esto entendieras así, cada uno de vosotros estuviera mirando en sí su muerte cada día y la ajena en el otro; y no la estuvieras aguardando, sino acompañándola…” “Los sueños” de Francisco de Quevedo.