2020, Año I de la Pandemia entre otras cosas, ha sido el de más suicidios en la historia de España desde 1906, el primero del que se tienen datos: 3.941 personas enviadas a la muerte por su pesadumbre, su hastío y su desesperanza.
11 al día.
Una cada dos horas y cuarto.
Hablamos de la primera causa de muerte no natural en España. Y en jóvenes de entre 15 y 29 años, la primera después de los tumores por 30 personas de diferencia. El suicidio consumado casi triplica (2,7) por primera vez los muertos por accidente de tráfico. Y produce 13,6 veces más muertos que los homicidios y 90 que la violencia de género en su resultado de muerte.
Necesitamos una reflexión acerca de lo que está pasando.
En primer lugar, me uno a la Confederación de Salud Mental de España, en su defensa de “ la elaboración de una estrategia nacional, a largo plazo, que fomente una sociedad más humana, más empática, menos competitiva y materialista, basada en los cuidados y en la educación emocional”.
Vivimos en una sociedad materialista, donde se fomenta la competitividad y el individualismo, donde el valor a la persona, se le otorga de acuerdo a lo que tiene. Hemos invertido la ley del orden en la vida, SER-HACER-TENER. Actualmente muchas personas consideran que si “tiene” algo o a alguien puede “hacer” algo para finalmente “ser” lo que sueña. Y nada más lejos de la realidad, El término Ser se refiere, en filosofía, a la esencia de las cosas. Cada persona tiene su propia esencia, aquello que nos hace únicos y con lo que debemos conectar para sentirnos libres, descubrir nuestros valores, disfrutar de la vida que es el regalo más increíble que podemos recibir. Conectar con eso a través de la meditación, reservar un espacio cada día para escuchar a nuestro corazón, sintonizar con esa frecuencia divina que traemos incorporada es un recurso muy potente para evitar este tipo de conductas. Lo ideal sería que tuviésemos un sistema educativo donde estas prácticas, meditación, yoga, filosofía kaizen, educación financiera, inteligencia emocional fuesen asignaturas igual de importantes que lo son las matemáticas o lengua española, para eso queda mucho camino para recorrer, pero no por eso debemos dejar la responsabilidad en otros, cada uno de nosotros podemos aportar al conjunto de la sociedad valores, actitudes y formas de hacer las cosas que puedan contribuir a detectar estas conductas a tiempo para poner soluciones.
Uno de los recursos que pueden ayudarnos a reconectar con el Yo interior son las técnicas de meditación, observación y escucha. La clave está en activar la dimensión del ser: parar, silenciar, observar, mirar con atención lo que sucede y darme cuenta de lo que es para activar el protocolo necesario e impedir que la persona termine con su vida.
Somos seres individuales, que formamos parte de un colectivo y donde al final, todos somos TODO, por eso es importante observar lo que acontece a nuestro alrededor, como nos comportamos y el cambio tan radical que estamos experimentando como sociedad.
“Es mucho más fácil cambiar lo que hace uno mismo que cambiar lo que hace otro”, afirma NEALE DONALD WALSCH. en Conversaciones con Dios
Practicar la meditación es ese entrenamiento de conexión contigo, es alimentar esa unión con tu esencia donde no hay dudas, es separarte de ese personaje que crees que eres para ampliar tu visión y darte cuenta de la grandeza del regalo de la vida, la cual no se trata de descubrir sino de crear.
Hacer del mundo un lugar mejor comienza por habitarlo desde nuestro SER
Fuente datos: El Mundo
