¿Quién no ha tenido la experiencia en algún momento de que la mente se apodera de ti?, ¿De qué es algo que escapa de tu control y te hace vivir momentos extraordinarios? Ya sea con experiencias positivas como imaginando que ganas la lotería y te visualizas con todo aquello que deseas tener, disfrutando de lo que anhelas conseguir, o mediante experiencias negativas, pensando en que todos los planetas y el universo se han alineado para que todas las desgracias vengan a ti en el mismo momento. Aprender a meditar te ayudará a superar esta sensación.
Es entonces, en mitad de la noche, cuando ya no puedes más, tienes que levantarte y decir, ¡Basta Ya! Pedirle, por favor que pare, que vas a dormir, a seguir concentrándote en la tarea que estabas realizando, o simplemente, quieres cambiar tu pensamiento.
Pues bien, para que estas situaciones sucedan cada vez con menos frecuencia, y mantener a la “inquilina de la azotea” a raya, te recomiendo fijar la atención en la respiración. Aprender a meditar es esencial para lograr este objetivo.
¿Cómo puedo comenzar a aprender a meditar?
Esta práctica la puedes realizar en cualquier momento del día, cuando sientas que lo necesitas, pero mi propuesta es que lo realices una vez al día, si es posible al inicio del día o antes de irse a dormir.
- Busca una postura cómoda, la mayor parte de la actividad se situará en la columna vertebral, por lo que la única condición indispensable en la postura que se adopte ha de ser que pecho, cuello y cabeza, se mantengan erguidos en línea recta sin desviar la columna vertebral, dejando que el peso del tronco recaiga en las costillas.
- Siente que tus hombros están relajados y hacia atrás, de manera que tu pecho se expanda
- Escucha el latido de tu corazón, también te ayudará a concentrarte, si ves que no lo escuchas, mantén un instante la respiración en apnea.
- Y simplemente permanece así, tranquila, observando lo que pasa por tu mente y lo que sientes en tu cuerpo. El simple hecho de parar es muy sanador.
Aprender a meditar te aportará beneficios
Es una forma de entrenamiento para el cuerpo y la mente, que no recuerdan cómo parar. Silenciar la mente, estar quieta, bajar las revoluciones y sencillamente SER. Os propongo visualizar la imagen que acompaña al post, es el reflejo de la mente, aprender a silenciar la mente, a escuchar lo que realmente es necesario, a decir lo que realmente necesita ser dicho y a ver lo que de verdad necesito ver.
Usemos los sentidos para nuestro bien, para el bien de la comunidad y del mundo, vivimos en un momento en el que recibimos a diario muchísimos mensajes, tanto por nuestro oído como por nuestra vista, y respondemos a ellos sin pensar, haciendo crítica, juzgando, y no somos conscientes de que con esa actitud colaboramos a que todo siga igual. Por eso, contribuyamos a tener un mundo mejor, miremos nuestro interior y actuemos en consecuencia.
Pensar lo que decimos, filtrar lo que vemos y oímos, analizar como reaccionamos desde una posición tranquila, sin prisa, sin juicios, hará bien al mundo y a nosotros mismos.
“Nada puede curar el alma, excepto los sentidos, al igual que nada puede curar los sentidos, excepto el alma”. Oscar Wilde.
Namasté.
2 comentarios en “Cómo aprender a meditar”
Me encanta Inma , muchas gracias ❤️
Gracias a ti Cristina. Un abrazo