Hoy os traigo un pasaje de la biblia que me inspiró a la hora de elegir el nombre para mi proyecto. En efecto ambas emociones son incompatibles, el temor está relacionado con el castigo, desde muy pequeños experimentamos lo que significa esta palabra en nuestras vidas. Normalmente es poner límite a hacer algo que nos gusta, es una amenaza por no hacer aquello que nos mandan y poco a poco vamos cediendo terreno, hasta que finalmente, basamos muchos de nuestros actos únicamente en el hecho de no ser castigados. Al inicio es algo sencillo, es normalmente el mensaje de nuestros padres, es un intercambio, haces esto si quieres lo otro, pero esta, es una semilla que se planta en lo más profundo de nuestro subconsciente y que va germinando hasta ocupar cualquier área de nuestra vida. Y los castigos pueden ser varios y diversos, incluso tenemos la capacidad de inventarlo, cuando imaginas lo que sucederá si finalmente decides no ir, hablar, cambiar el plan…existen miles de castigos que se adaptan perfectamente a ti, los más complejos en ocasiones son aquellos que nosotros mismos nos imponemos.
El amor, el de verdad, el incondicional e infinito, el que sale del centro del pecho, con cada latido del corazón, es aquel que se da sin esperar nada a cambio, es decir te quiero y no esperar a escucharlo, es el amor por existir, por estar y para SER.
Al final de todo, tú tienes la opción de elegir desde cual eliges vivir y morir. Sincérate contigo misma, analiza que es lo que en realidad temes, lo que te da miedo y una vez que lo tengas identificado, ve cambiando lo necesario para situarte en el lado del Amor, para expandirte, compartir y sanar.
Cuantas personas han trabajado en algo que no les gustaba, han estudiado algo que no les motivaba, se han casado con alguien de quien no estaban enamoradas, han vivido en un sitio que no les gustaba, han tenido un círculo de amigos con quienes no encajaban…y todo ello ¿por qué? Por miedo a plantarte delante del mundo y decir y hacer aquello con lo que de verdad vibras.
“Todo pensamiento humano, toda acción humana, se basa o bien en el amor, o bien en el temor. No existe ninguna otra motivación humana, y todas las demás ideas no son sino derivados de estas dos. Son simplemente versiones distintas: diferentes variaciones del mismo tema” Conversaciones con Dios.
Tú eliges, ¿amor o temor?