Hoy te propongo un trabajo para identificar las emociones en tu cuerpo.
Es un trabajo de observación para darte cuenta de que cualquier emoción que surja en ti, tiene una parte fisiológica, sentida en el cuerpo y esa es la que tratamos de evitar cuando no nos gusta.
Lo que no gusta no lo vemos, como si el hecho de no mirarlo lo eliminase. No es así, todo lo contrario, queda oculto y en el momento menos esperado aparece en forma de ira, enfado y en consecuencia, en dolor y/o enfermedad.
Instrucciones para realizar el ejercicio
Lleva la atención a tu respiración. Observa cómo el aire entra y sale a través de tu nariz. Siente el fluir del aire a través de tu nariz. Observa cómo el aire entra fresco al inspirar, y cómo sale caliente en la exhalación.
Comienza a revisar tu cuerpo desde los pies hasta la cabeza. Continúa atendiendo a la respiración y observa en qué parte de tu cuerpo existe algo que te llame la atención, cosquilleo, bloqueo, dolor, tensión. Mira dentro de ti, analizando lo que tu cuerpo te dice. ¿Cómo sientes ese malestar?
Ahora revisa tu pensamiento, observa tu mente, qué te dice acerca de esa sensación? ¿Puedes ver si es fruto de una emoción? ¿Piensas que es algo sencillamente corporal? Respira en el lugar donde te sientes incómoda, usa tu mirada interna para llegar hasta ahí. Revisa cuáles han sido las emociones más recientes. Respira la emoción. Amplifica la emoción para dejar más espacio, sentirla, observarla. Permite que circule por todo tu cuerpo.
Observa que, como al igual que otros procesos mentales, la emoción surge, se expresa y se disuelve. También es transitoria…
Y ahora observa cómo te sientes, estás en calma y tu malestar ha perdido fuerza.
Te das cuenta de que no era para tanto, aquello que parecía un león ahora es un lindo gatito.
Cuando miras, respiras y les das su espacio…ellas solas se van, porque las observas desde un lugar seguro, que eres tú.